Cross Swim – La combinación de dos sistemas de entrenamiento para la mejora de la natación

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Cuando hablamos de Cross Training o entrenamiento cruzado existe el riesgo de que se confunda con una marca en concreto que ofrece un producto dirigido a un sector de población determinado. Sin embargo, el concepto es muy anterior a dicha marca. De hecho, si hacemos referencia a la “Guía completa del Cross Training[1]”, este entrenamiento se basa en un programa a largo plazo basado en diferentes actividades físicas y/o deportivas con el objetivo mejorar en la disciplina específica a entrenar y con variedad de estímulos; asimismo, busca reducir el riesgo de lesiones mientras se produce una mejoría física. Podríamos hablar de un “Entrenamiento inclusivo”.

El nacimiento del entrenamiento cruzado tal y como lo conocemos data de los años 80, aunque sus raíces se remontan al comienzo de los sesenta, cuando la noción de bienestar físico entró en la conciencia americana. En 1962, Oregon Track Coach (futuro cofundador de Nike) Bill Bowerman, viajó a Nueva Zelanda para pasar tiempo con Arthur Lydiard, el famoso entrenador de atletismo kiwi. Lydiard fue el primero en promover la forma física a través de la carrera en carretera combinado con los ejercicios gimnásticos de ese momento, algo que fue una idea innovadora en ese momento.

¿Qué relación guarda con la natación?

Existen muchos programas de entrenamiento de natación que se centran en la combinación de actividad en el agua con sesiones de ejercicios en salas de musculación, olvidando que la natación es una actividad tridimensional o multiplanar (utiliza los tres planos de movimiento en cada uno de los ejercicios) y que la mayoría de las máquinas de carga guiada utilizan un solo plano de movimiento. Por tanto, podríamos pensar que, aun existiendo una mejora de las capacidades musculares relativas a las diferentes manifestaciones de la fuerza, se le suele dar poca aplicación práctica a los aumentos de fuerza conseguidos, ya que no se transfieren directamente a los movimientos de nado necesarios.

Para que la realización de un ejercicio mejore el rendimiento en un deporte específico, es importante que pueda ser transferido a la modalidad deportiva que practicamos; debemos buscar la funcionalidad de cada uno de los ejercicios que realicemos, lo que nos lleva al concepto de entrenamiento funcional. En los últimos años se ha convertido en el eje central de muchos sistemas de entrenamiento, generando una tendencia. De hecho, a excepción del 2008, el concepto de Functional Fitness ha estado siempre en el top 10 de la “Encuesta mundial de tendencias de fitness” que realiza cada año el American College of Sports Medicine[2] (ACSM). A pesar de ello, no se trata de un concepto nuevo, ya que, de acuerdo con autores como Bossi (2011) o Coutinho (2011), surgió del reconocimiento conseguido por varios estudios y trabajos sobre la rehabilitación de lesiones de soldados en la segunda guerra mundial y en atletas olímpicos de los años 50.

¿Qué significa ‘entrenamiento funcional’?

Su definición más concisa sería: entrenar por y para un propósito. Debe ser un entrenamiento dirigido a un claro objetivo y con un efecto positivo en esa actividad o deporte. Aunque en ocasiones los ejercicios usados distan mucho de la realidad del usuario, su uso está orientado a obtener beneficios paralelos para tal actividad o deporte. Si usamos una definición más técnica podemos utilizar la de Clark[3] (2001) en la que afirmó que “los movimientos funcionales se refieren a movimientos integrados multiplanares, cuyos puntos clave son la aceleración y desaceleración, la estabilización y la producción de fuerza.” Si en cambio utilizáramos la de Gianoni[4] (2011): “fuerza muscular, acondicionamiento cardiorrespiratorio, flexibilidad, equilibrio, agilidad, velocidad y coordinación son capacidades fundamentales y deben ser contempladas en un programa de entrenamiento funcional”, podríamos afirmar que el entrenamiento funcional es el que incluye todas aquellas habilidades que ayudan a mejorar la aptitud, las cualidades físicas y las capacidades de rendimiento necesarias para el deportista.

Por esas razones, el entrenamiento funcional está revolucionando el mundo de la preparación física deportiva. Además, existen dos problemas bastante comunes entre los nadadores que pueden ser minimizados con el programa de entrenamiento funcional: los desequilibrios musculares y las lesiones por sobreuso. Por ello, de la unión de un sistema de entrenamiento como es el entrenamiento cruzado y de una tipología de entrenamiento multiplanar y multidireccional como es el entrenamiento funcional, surge la fusión de ambos con el mundo de la natación. Usando ambas actividades físicas de forma simultánea se mejoran las capacidades físicas de nuestros nadadores.

Para ello debemos, previamente, conocer las bases de tal tipología de entrenamiento y las necesidades de cada uno de los nadadores para analizar las posibles adaptaciones y los beneficios como complemento al entrenamiento en seco para que este sea realmente funcional.

Asimismo, es un programa de entrenamiento de alta intensidad que combina intervalos de ejercicios dentro y fuera del agua focalizándose en la estabilización del cuerpo y de cada uno de los movimientos para la mejora del patrón de movimiento, mejorando las capacidades físicas y coordinativas y, al mismo tiempo, evitando la aparición de lesiones.

Una nueva tendencia que ha llegado para quedarse y ser un nuevo complemento a nuestro entrenamiento.

[1] Hayes, F. (1998). The Complete Guide to Cross Training. A & C Black Publishers Ltd

[2] https://www.acsm.org/read-research/newsroom/news-releases/news-detail/2019/06/20/2020-health-fitness-trends-survey

[3] Clark MA (2001) Integrated core stabilization training. Thousand Oaks: National Academy of Sports Medicine.

[4] Gianoni Rls. (2011) Treinamento de musculação para a natação: do tradicional ao funcional. São Paulo: Icone.

 

Autoría: Javier Bergas del Rio.

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