La curiosidad es una poderosa sensación que se va abriendo paso desde nuestro interior. Comienza con un pensamiento intrusivo o estímulo, y finaliza con ese anhelo por querer tener, o mejor dicho experimentar, aquello que la ha propiciado. AETN vuelve con más fuerza que nunca mediante un congreso, celebrado el pasado fin de semana, que aunó a un puñado de profesionales de renombre.
Fernando Ricart, CEO de Leisis, junto a Alex Guimard, entrenador de natación que colabora con la Federación Francesa de Natación
Son las nueve de la mañana de un sábado. La brisa, todavía ligeramente cálida para ser finales de septiembre en Logroño, acaricia el ambiente. La fachada rojiza del NH Hotel Logroño Herencia Rioja me saluda por primera vez y la emoción comienza a bullir al saber lo que estoy a punto de vivir. Había pasado un tiempo desde que AETN realizaba una ponencia de este calibre. No obstante, su cálida bienvenida y el buen ambiente que se respira abrazan a sus asistentes y los hacen sentir como en casa. Y solo por eso ya merece la pena venir.
Los diferentes grupos se dispersan por los pasillos, se saludan como viejos amigos, conocidos que han pasado un tiempo separados y se presentan caras jóvenes. La profesionalidad se asienta en cada una de las estancias. No pasa mucho hasta que los 68 alumnos junto con los profesores y organizadores se acercan al estand que he dispuesto. Sus colores llamativos y los distintivos productos de Leisis juegan un papel clave en el protagonismo dentro de todo este congreso. La empresa asiste en calidad de patrocinadora y colaboradora que tiende la mano cuando más se le necesita.
Estand de productos Leisis durante el XLI Congreso Técnico Internacional de la AETN
El Family Flot descansa en una de las repisas de las estanterías, y el elastic belt se muestra orgulloso sobre una de las mesas. Y estos, a su vez, gozan de la compañía de otros productos en aparadores que captan la atención de los presentes. Quedo, en tan solo unos minutos además, anonadado por un lugar que se encuentra repleto de ponentes de renombre, tales como Alex Guimard.
Se podía respirar la experiencia y el nivel que los ponentes traían consigo. Algunos con varios años de experiencia tras sus espaldas y otras caras y voces nuevas que transmitieron con perfecta claridad sus discursos, con inmediata aplicación y en los que la proximidad, la calidad y el aprovechamiento estuvieron presentes. Su entrega, practicidad, familiaridad y eficacia pusieron algunas de las guindas finales de la jornada de un sábado que terminó con un paseo por la bodega Conde de los Andes, una cena que estuvo motivada por ese ambiente familiar y conocido y una entrega de premios que distendió el ambiente entre risas y recuerdos.
Y de la misma forma que los segundos se convierten en minutos y los minutos en horas, la jornada del sábado desaparece para dar paso a la del domingo. Así, el discurso de Julio Latorre comienza a difuminarse para inaugurar el de Montserrat Arroyo o el de Robin Pla. Sin embargo, todos con un hilo conductor común, como es la pasión, la afición y la admiración hacia el mundo de la natación.
Fernando Ricart junto a Julio Latorre y Montserrat Arroyo
Ese fin de semana, rodeado de gente conocida y nuevos por conocer y admirar, se trató de una perfecta sinergia. Todo lo previamente establecido, adquirido, escuchado y relacionado cobró aún más sentido, como si de una impecable sincronía de tiempos y momentos vitales se tratase. Estaba viviendo en primera mano la vuelta de AETN y el calibre de su profesionalidad. Desandando mis pasos ahora días después, no puedo evitar pensar en cómo me había embargado una profunda sensación de orgullo y admiración poder pertenecer a un mundo tan apasionante como es el de la natación. Experimenté algo desconocido pero a la vez conocido. Y cómo viajé un nuevo camino hacia Logroño sin igual.
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